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Almendros, olivos y viñas. Enraizada sabiduría mediterránea. Obsequio para los ojos, el paladar y el espíritu. Las manos del campesino hace siglos que acarician las uvas de la Terra Alta: macabeo, garnacha blanca y tinta, cariñena, cabernet, syrah, ...
De estas variedades se obtiene un amplio abanico de vinos caracterizados por su complejidad, por la riqueza de matices en los colores y los gustos, por la franqueza y diversidad de los aromas y por el cuerpo.
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